8.9.08

Hacedores de canciones

Gilmer había compuesto “Antes de formarte te conocía” en 1974 para la ordenación de un amigo dominico. Después, la canción decidió tomarse una siesta antes de iniciar su larga marcha.
Luego de unos años, hay ocasión de cantarla en una actividad por el Día del Trabajador. Una celebración con obreros y obreras y trabajadores y trabajadoras de las comunidades cristianas de San Juan de Lurigancho y “Antes de formarte…” es parte de la celebración. Al final los participantes preguntan por la canción, que de dónde salió, en qué casete está grabada.
Sin mucho calcular, estamos metidos en la cabina de una radio amiga, en torno al único micrófono grabando el casete para Las Paulinas. En poco tiempo el casetito da la vuelta por la América morena y por donde le da la gana y la canción toma el nombre que todos y todas le dan: El profeta. Muchos años después, en un pueblito alemán cerca de Berlín,, con el muro caído, emocionados escucharíamos la versión rusa cantada por una comunidad cristiana.
Pero el hecho creativo deja de ser el momento mágico de búsqueda de musas inspiradoras que nos pintan las historias. Para el Grupo Siembra muchas de las canciones tienen fecha y hora de nacimiento programadas por previsores agentes pastorales. 
- “Vamos a celebrar el aniversario de tal comunidad, ¿no podríamos cantar algo nuevo al Dios que nos regala la vida? Hay mucha muerte y necesitamos creer en la vida. Ah, eso es el sábado a las 3 p.m. Si la tenemos el jueves es mejor para poder ensayarla”. 
No reclame, de nada servirá protestar, el jueves tendrá que presentar la nueva canción con todo lo que la comunidad quiere expresar en ese momento. “Para eso ustedes son el grupo de la comunidad”.


Y así fue. Así fueron naciendo las canciones, intentando responder a cada tiempo, a cada urgencia, con el imperativo de anunciar al Dios de la Vida en la situación de muerte permanente y adelantada que vivimos los pobres en el Perú.

Las canciones se fueron difundiendo por “radio bemba”, es decir boca a boca. No era el tiempo de los autores, de las grabaciones sofisticadas; cada canción se defendía sola sin importar quién la había hecho. Era el servicio que prestaba, aquello que la canción decía y que era apropiado por cada comunidad que terminaba haciéndola suya, y con todo derecho.

Cuando en 1991 Gilmer pide licencia por razones muy especiales, el reto se hace doble: por un lado, la voz principal del grupo faltaba y por otro, lo más grave, el compositor ponía su pluma en reposo. Pero, eso es lo lindo de estar en grupo; las exigencias de la comunidad son las mismas y el grupo debe seguir prestando su servicio. No hay tiempo que perder, entonces Eduardo despertará la vena creativa y comenzará a hacer canciones de fe (antes sólo hacía canciones sociales), después Ynés, y finalmente Jaime y Kike (que se integran en el 95 y 98 respectivamente) responderán a los retos de la comunidad.

4. “Traidores a la patria”