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11.10.08

De viajes y otras cosas

Del 2010

A través de las ventanillas del avión nos esforzábamos por ver, aunque sea un poquito, la nube negra emitida por el volcán -de nombre impronunciable para nosotros- que nos había impedido salir 5 días antes, el 15 de abril. No lo pudimos ver, ni ese día ni los muchos días de ésta gira 2010, más breve que las anteriores, pero no por eso menos intensa.

Si bien no vimos físicamente a la nube de cenizas, la sentimos en todos lados, ¡era el tema de conversación!. Europa estaba desconcertada, ¡no poder viajar en avión, qué desconsuelo! Nosotros debíamos estar el 17 de Abril a las 10:00 hrs. en Colonia - Alemania para participar en un evento convocado por una institución dedicada a la conservación del medio ambiente cuando la naturaleza nos recordó que ella también tiene sus dinámicas propias y por tanto debíamos esperar a que ella se calmara, que a pesar de todos nuestros adelantos y soberbias de civilización occidental y cristiana aún pertenecemos a la tierra, no es ella la que nos pertenece.

Y que somos pequeñitos y pequeñitas, y que le debemos respeto, que le debemos cariño y no agresiones como para andar petulantes haciéndole el daño que le hacemos a nuestra Pachamama. Razón tenían nuestros mayores para aprender a vivir armoniosamente con ella. ¿Por qué no escucharemos un poco más a los Q'eros del Ausangate?


Y es que parece que toda la parafernalia cibernética y electrónica no nos sirve de nada cuando a la tierra se le ocurre estornudar o emitir algún chanchito por alguna parte del planeta, o cuando cansada del abuso y la depredación a la que tenemos sometida nos quiere recordar que ella también es creación del mismo autor que nos hizo a los seres humanos y que por tanto tiene una dignidad que merece ser reconocida. Parece que hemos interpretado mal aquello de: "sometan la tierra", ya es tiempo que volvamos la mirada a quienes aprendieron a convivir con la naturaleza sin los "sometimientos" que ahora realizamos.

¿Por qué nuestras autoridades, tan gustosas de aparecer piadosas en los templos no querrán escuchar la voz de la tierra? En nuestra patria casi es un pecado pedir a los inversionistas - "los nuevos dioses del mercado" - que respeten a la tierra. ¡Atrévase a decirle esto a un empresario minero!. Tamaña ofensa merece cárcel, por eso se ha criminalizado la protesta, por eso la policía tiene autorización de disparar a matar sin tener consecuencias criminales por ello. Dicen que es para cuidar el orden en el país, ¿y cuándo cuidarán el orden y la armonía con la naturaleza?

Hasta hace unos años era enternecedor hacer la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorritty, (estrella de nieve) en el nevado del Sinak'ara, miles de peregrinos enfrentando el frío, la cuesta y la nieve para encontrarse con su Dios hecho montaña, hecho piedra, hecho nieve. Peregrinos venidos de todas partes trepando la montaña de manera solidaria para vivir unos días en medio de las montañas en fraternidad con su Dios. El Santuario está, pero la estrella de nieve está cada vez más lejos, quizá dentro de poco tendremos que cambiarle de nombre a nuestro patrón, porque ya no hay nieve, se está derritiendo, de hecho el santuario ya no tiene nieve, la poca que queda hay que buscarla trepando más arriba todavía, por encima de los 5,500 metros. Parece que las emisiones del CO2 nos alejan a nuestro Dios en las nieves.

La gente de la ONU piensa que en el 2025 nos quedaremos sin agua dulce en el Perú, y así como nosotros en otras partes del planeta, en los países pobres, tendremos las sequías o lluvias en extremo que nos impedirán tener los alimentos porque ya no será posible saber cómo reacciona la naturaleza por todo el mal que le estamos haciendo. Y dicen estos expertos que unos 200 millones de inmigrantes buscarán otras tierras, porque saldrán huyendo de los efectos generados por los cambios del clima. Cuándo aprenderán los ricos y sus empleados que el dinero no se come, quizá estén esperando para darse cuenta de ello - como decía ese jefe indio - de terminar de talar de último árbol y pescar el último pez para llevarse el chasco al intentar morder las monedas o los billetes.

De éstas y otras cosas estuvo llena nuestra gira 2010, rezamos junto con muchas personas, de nuestro credo y de otros credos, para que cada ser humano pudiera tener un lugar donde vivir y desarrollarse dignamente, en armonía con Dios, con la naturaleza, con sus vecinos y vecinas. Nos encontramos con sindicalistas de Mercedes Benz y Basf en Mannheim, con teólogos en Riehen y con jóvenes en Sanckt Gallen en un Foro Social organizado por ellos y ellas donde querían pensar en común sobre una cosa que nos es común: nuestro planeta. 2,000 jóvenes de todos los colores y tendencias decididos a darle un curso diferente a sus vidas, comprometidos y comprometidas con el destino de la humanidad.

La solidaridad estuvo presente en cada momento de la gira, grupos de solidaridad con poblaciones y organizaciones en el Perú, en otros países de la Patria Grande, voluntarios con ganas de donar una parte de su vida en algún lugar del tercer mundo para vivir y morir con su gente. Como aquella pareja que después de uno de los conciertos terminó de encontrar los argumentos que le faltaban para decidirse a dedicar unos años a trabajar con los pobres de América Latina.

Y para que no nos olvidemos, al momento de regresar, el aeropuerto de Amsterdam estaba nuevamente cerrado por la nube que andaba de regreso de su paseo europeo, tuvimos que dar una vuelta por otros países y otras aerolíneas para poder volver al Perú antes que nos cogiera alguna ley anti inmigrantes, de esas que se paran inventando los países del "primer mundo" para evitar que los pobres lleguen junto con las riquezas provenientes de sus lugares de origen.

YNES, VICTORIA, KIKE, JAIME, EDUARDO
GRUPO SIEMBRA




ARTÍCULO PARA UNA REVISTA

HACIENDO MEMORIA

Cuando se nos pide contar nuestra historia, nos podemos hacerlo sin evocar los tiempos aurorales de los años setenta, la influencia de la música chilena, argentina, cubana, etc., que proponía un canto diferente, de partir de la mirada de los pobres y las pobres, canto al que fueron llamando de protesta, bebimos de esa fuente y creo que fue el punto de partida para no quedarnos callados/as. Nuestra práctica entonces se convirtió en un constante denunciar las atrocidades que se cometían con los pobres y las pobres y anunciar tiempos nuevos, buenas noticias, con todo el sacrificio que cuesta el asumirlo en nuestra vida diaria

En 1979, el 05 de Marzo decidimos formalmente conformarnos, después de barajar muchas propuestas de nombres, como La AGRUPACIÓN CULTURAL DE CANTO POPULAR SIEMBRA. Inicialmente las canciones del canto popular latinoamericano son los que llenan nuestra historia en los conciertos, así nos presentamos en colegios, universidades, barrios, organizaciones de base, con unas canciones que acompañan su vida y sus luchas. Paralelamente, como parte de la comunidad cristiana vamos haciendo canciones que desde la mirada de fe y de la presencia de Dios en medio de nuestro pueblo van acompañando este caminar. Estas canciones las cantamos en los momentos de oración y celebración con nuestro pueblo.

Nuestras primeras canciones ya eran muy coreadas como “Antes que te formaras”, “Señor de la Vida”, “Te ofrecemos nuestra vida”, entre otras, todas de inspiración de Gilmer Torres, quien luego de 11 años de experiencia religiosa con los dominicos asumía su laicado comprometido en Caja de Agua. Posteriormente al interior del grupo se despiertan las creatividades y así todo el grupo aporta con canciones al caminar de nuestro pueblo en su búsqueda por hacer del Reino de Dios una realidad aquí y ahora. A Dios Creador, Vivir a Tu Lado, son ejemplos de esta etapa.

Dios se encargó de llevarnos por pueblitos y lugares, para nosotros, insospechados, barrios y lugares donde aprendimos y bebimos de la sencillez de la entrega, de la común-unión de nuestra gente, a veces bastaba un espacio de tierra nada asfaltado, nada de micrófonos, sólo las inmensas ganas de contagiarnos esperanza entre la desesperanza, compromiso, cercanía y militancia ante los modelos esclavizantes que son la propuesta del sistema neo-liberal.

Los Festivales de Música cristiana se convierten en un nuevo desafío para el grupo, pues somos solicitados para cantar en los escenarios las canciones que normalmente acompañan los momentos de celebración de las comunidades cristianas, de esa manera, también debemos responder a anunciar al Dios de la Vida en medio de las luces y del sonido de los escenarios con el riesgo de caer en espectáculos vacíos o manipuladores. Este riesgo siempre está presente y es un desafío que cada vez debemos intentar superar.

Pero el grupo no sólo realiza conciertos, desde que comenzamos vinieron muy seguido las urgencias de realizar talleres de Canto y Celebración con Concierto de clausura incluidos, al inicio muy temerosos de la tremenda responsabilidad de asumir una pastoral desde el Canto. Los Talleres y Cursos se hacen con regularidad cada año, en diferentes partes del país y contribuyen a formar jóvenes dispuestos a gozar de la música como servidores y servidoras de sus comunidades, de Dios.

Creo que hemos aprendido a hacer un ejercicio de análisis permanente de nuestra realidad a la luz de la fe, y claro, primero teníamos que creérnoslo para poder contagiar todo esto a nuestros hermanos y hermanas de los distintos puntos del país. Así participamos de las ollas comunes, actos de solidaridad de nuestros barrios, encuentros con sindicalistas con el mismo lenguaje y entrega que lo hacíamos en las celebraciones litúrgicas, ordenaciones de sacerdotes y votos de religiosos y religiosas, las clausuras de los cursos de teología , etc.

Hemos vivido y seguimos bebiendo de los distintos caminos a los que nos lleva Dios siempre con esa ternura de madre, seduciéndonos para complicarnos la vida cada vez mas, pidiéndonos respuestas que muchas veces no las encontramos, al punto de haber tirado la toalla muchas veces, para, al siguiente día, seguir, a veces de su mano, otras en sus brazos, pero siempre a su lado, agradecidos por mostrarnos lo mas íntimo de su ser: a sus hijos e hijas en todas sus dimensiones, desde cada persona comprometida, laica, religiosa, excluida, sin voz, sin posibilidades de desarrollo humano, desde las violentadas, indiferentes, etc., para exigirnos respuestas coherentes de vida y de fe.

A los casi veintiocho años de trabajo desde el canto, creo que seguimos fieles al amor primero, tratando de despojarnos a menudo de cosas que vamos cargando en el camino, para no caer en la vanidad, la capacidad de dejarnos hablar al corazón, inmersos en un pueblo que clama verdad, justicia y reparación.




Del 2005

Queridos amigos,
Queridas amigas:

A las 19:20 (hora de Lima) del Sábado 4 de Junio, el avión de Taca procedente de Caracas nos devolvía a nuestro Perú luego de una gira de 51 días por Europa.

Las maletas llenas de recuerdos, oliendo a nostalgia y cariño, una guitarra quebrada por la compañía aérea (que no quiso reconocer), un charango roto por nuestro trajín de tantos días, las cuerdas de las guitarras en el límite de su extensión, la quijada de burro que decidió quedarse –también quebrada en Alemania-, las energías nuestras gastando los últimos sorbitos que le quedaban fue nuestra llegada a Lima. Pero también llegamos con el corazón cargado de rostros, de cariño, de fraternidad, cansados pero felices, gastados pero satisfechos, con preguntas, con ganas de seguir en la chamba, con la misma fe pero con nuevos bríos. Y ¡cómo no! agradecidos a ustedes, tanta gente buena que nos acogió, que organizó, que estuvo con nosotros.

Barcelona, Martorell, Olesa, Esparreguera, Santa Coloma, San Andreu, Madrid, Guadalajara, L’Epine, Chalons, Epernay, Suippe, Paris, Stuttgart, Patonville, Hemingen, Saarwellingen, Saärbrucken, Trier, Schiffweiler, Basel, Le Choux de Fond, Lenzburg, Zürich, Sursee, Wabern, Lucerna, quedaron atrás. Conciertos en parroquias, ferias, municipios, encuentros con escolares, misas, encuentros con Grupos de Pastorales Juveniles, grupos de confirmación, con compatriotas de la Patria Grande, entrevistas en las radios, presencia en la TV, conversatorios con grupos interesados con nuestra realidad llenaron nuestra agenda en este viaje, y se llenaron también nuestras hambres con deliciosos almuerzos y comidas y conversación larga y tendida con un traguito, una galleta, un mucho de humor y fraternidad. ¡Hasta tuvimos tiempo de hinchar por el Barza!

Junto con todo el cariño y a pesar de haber viajado varias veces ya, no terminamos de sorprendernos de la realidad europea. ¡Son tantas cosas! Impresiona la ausencia de la gente joven, de los niños y niñas jugando por las calles, de los niños y niñas. Son tan poquitos y poquitas los y las que hay. En algunos países menos que en otros, se parece a un viernes santo de los pueblos de la sierra, (los niños y niñas desaparecidos y desaparecidas para no recibir el castigo de la “ayuda al Señor en su sufrimiento”). ¿Dónde están en esta Europa que tanto atrae? no hay que buscarlos porque muchos no hay. A esa parte del paisaje todavía no nos acostumbramos.

A pesar de haber viajado varias veces ya, tampoco terminamos de sorprendernos de la solidaridad de tantas personas como ustedes. Grupos preocupados por la situación de continentes a miles de kilómetros pero cuya presencia se deja sentir. El hambre, la pobreza, la marginación de mujeres y hombres en diversos lugares del planeta son sentidos como urgencias por personas solidarias con la suerte de la humanidad y del planeta. Es enternecedor el verlos cómo se movilizan, de maneras distintas a las nuestras pero con las mismas preocupaciones por hacer escuchar su voz, por forjar un mundo justo, eso nos renueva y nos anima, nos sentimos acompañados y acompañadas.

Cantamos y contamos sobre nuestro país y sobre nuestras desgracias, sobre nuestra tierra y sobre nuestras esperanzas, más de 60 conciertos, innumerables encuentros al calor de vuestra amistad y cariño, en el fuego del amor compartido más allá de las religiones, creyendo sobretodo en el buen Dios que quiere la vida por sobre todas las cosas y que le molesta las muchas y sofisticadas nuevas maneras de ir muriendo y acabando con su creación.

Fue rico el encontrarnos con tantos compatriotas no sólo peruanos, también bolivianos, ecuatorianos, chilenos, argentinos, venezolanos, colombianos, “uruguashos”, centroamericanos, que en nuestros conciertos podían reafirmar sus raíces, y cargar baterías en los trabajos colectivos que desarrollan: folklore, apoyo a sus países y desarrollar múltiples acciones de solidaridad y convivencia en tierras extrañas.

Inés se tuvo que volver antes para acompañar a su papá en sus últimos días y ahí, con ustedes estuvimos tantas veces en oración, en comunión, en un solo sentimiento, cercano a toda la familia, a la gran familia que hemos conformado.

Para todos y todas ustedes no tenemos palabras para expresarles nuestra gratitud, estamos de veras reconocidos y convencidos que no estamos solos, que el amor no se acaba, que siempre es posible otro mundo, todo eso lo hemos sentido con ustedes y eso se los debemos. Está demás decirlo, pero el cariño, la amistad y cercanía de todos y todas ustedes nos hicieron extrañar menos nuestros hogares. A algunos y algunas de ustedes recién conocíamos pero nos abrieron sus corazones para encontrar caminos comunes para el trabajo. Nos abrieron vuestras casas y sus intimidades para hacernos sentir “en casa”, para hacer más ligero nuestro viaje y nuestro trabajo. Ya tendremos ocasión de preparar y compartir un cevichito con su pisco peruano, –como tiene que ser!-.

No queremos decir sus nombres, porque nuestro corazón está algo arrugado y en algún pliegue profundo están los suyos, habrá algún otro momento, en cualquier lugar de nuestro cada vez más pequeño planeta donde nos volveremos a encontrar, seguramente alrededor de una mesa servida con cariño. Esperamos sea también en nuestra tierra.

Ustedes conocen a todas esas personas que ahora no escribimos porque no tenemos sus direcciones electrónicas, háganles llegar un pedacito de nuestro cariño agradecido.

Un gran abrazo, amigas, amigos.


YNES, PALOMA, JAIME, KIKE, EDUARDO
GRUPO SIEMBRA

Una apuesta retro: el camino colectivo

Las apuestas colectivas se cayeron cuando se cayó el muro (no lo eran, ni parecían, pero se decían), a partir de ahí quedó limpio el camino para andar en solitario. ¡Yo me salvo solo compadre!. Llegó el tiempo de la neoliberalidad, con el reinado autoritario de la economía. Oportunidades para todos, se decía, y que las cosas llegarán a los pobres mediante el chorreo económico. Pero el perol nunca se llenaba y el hambre crecía.
Dios también se convirtió en objeto de consumo personal. En nuestro pueblo la gente pobre, en su desesperación, pedía a gritos el agua bendita, (nuestro párroco pensó en bendecir la manguera por tanto que la pedían), porque esta situación sólo un milagro podía salvarla. 
Muchas personas se dedicaron a buscar estampitas con la imagen de la nueva Virgen que llora; ella era una buena alternativa en esos tiempos. Ahora hay que dedicarse a salvarse como sea, dedicar más tiempo para generar fondos para “parar” la olla y por tanto Dios, la parroquia, la comunidad, que esperen.
En las cosas de la música, la cosa no fue distinta. El canto se hizo más místico, espiritual, íntimo. Los grupos dejaron de existir, cada quién tenía que ver por sí mismo para estar preocupándose de los demás. Además que ya era difícil juntar al grupo, había que dedicarse a otras cosas para sobrevivir. De otro lado, con economías precarias en las parroquias no es tan fácil conseguir los fondos para traer a un grupo numeroso.
En alguna ocasión nos llamaron los “dinosaurios”, por lo antiguos, pero también porque éramos una especie en extinción: ¡todavía creíamos en lo colectivo!. De esos ya no se ven. ¡Qué hubiera sido de nuestra humanidad si Pedro y su “mancha” decidían meterse en las cuatro paredes de su casa para seguir, en medio de su encierro, su diálogo con Jesús, el mismo que los había sacado de sus individualidades para meterlos a remar mar adentro del mundo!

Pero la vida misma es compleja, no sólo por cuestiones económicas. No es sencillo convivir con otras personas. Temporadas fuera de casa viviendo día a día con otras personas con las que no has vivido antes. Pensar y actuar en colectivo no es sencillo en el medio artístico donde importa harto lo subjetivo y la tentación de la fama está volteando la esquina. A veces ni la oración te salva.
Solamente el ser amigos y amigas nos ha permitido llegar a esta parte del camino. Aprender de la otra persona, tolerarla, que te toleren, acompañar y vivir el día a día. No es fácil, también debemos aprender a decirnos las cosas que no nos gustan. Eso no es sencillo ni poético. Cada uno, cada una tiene su manera especial de ser y ahí no hay Dios que nos una, ni se atrevería a hacerlo porque sale despeinado.  
El desafío de ser amigos, amigas, es apostar la vida por los otros, casi como en las familias, solamente que aquí lo haces porque quieres y tú los eliges y ellos y ellas también (en casa no elegimos a nadie, llegamos por chiripa y punto, a ver con quienes te toca). Aquí tienes la libertad de asumir el compromiso para la vida, lo tomas o lo dejas. Nosotros decidimos tomarlo.

El trabajo de ayer, hoy y siempre

¡Qué no hemos hecho! Lo nuestro ha sido caminar con nuestro pueblo, con las comunidades, acompañando y viviendo los anhelos por lograr construir en esta tierra nuestra los cimientos del Reino que el Señor tiene prometido para su pueblo. ¡Que rico es sentirse acompañado, haciendo camino conjunto!
Eso se ha traducido en:

El trabajo musical
Haciendo canciones, grabando, cantando en y con pueblos y comunidades que nos piden acompañarles, participar con ellos, en conciertos, celebraciones, jornadas, retiros, campañas de solidaridad diversas, de ayuno, de oración, creando canciones para momentos diversos de nuestra iglesia, para comunidades religiosas que nos pidieron hacerles sus canciones.
Pero también hay que decir del apoyo a chicos y chicas nuevas que se inician en el canto, que piden consejo, que piden apoyo.

- “No me interesa el dinero, yo quiero servir a mi iglesia”
- ¿y en qué comunidad estás?,
- “a veces voy a mi parroquia…”,
- Upss

y como esas, otras,
- “No importa que no me paguen, lo que yo quiero es cantar”
- ¿y por qué no lo haces?
- “es que nadie me invita, soy nuevo”

Difícil para el músico que no encuentre donde cantar; se le seca la garganta, la inspiración, hasta Dios, porque deja el canto, deja sus ganas, deja la fe. Hemos visto tantos casos.
Como solidaridad con compañeros de chamba, les hemos invitado a que participen en los conciertos que teníamos que hacer para que puedan cantar al inicio -previa consulta con los organizadores-. Así que hemos tenido “teloneros” que nos han acompañado hasta que les duraron las ganas.
Con otros chicos y chicas, apoyándoles en sus canciones, experiencias de grupos y solistas que se han visto motivados por nuestro trabajo y/o que como resultado del trabajo de los talleres han decidido seguir el camino del canto, muchos otros han descubierto en la canción la herramienta eficaz para su trabajo pastoral


Los talleres de canto y celebración.
Ya lo dijimos, nacimos como grupo haciendo talleres y hasta ahora seguimos. Nuestra tarea es educativa y el canto es una hermosa herramienta para llegar más fácilmente.
Los talleres de Canto y Celebración ya son célebres (redundancias aparte ¡se va la tercerita!), en las pastorales juveniles. Grupos y grupos de gente interesada en cantar bien y prestar un mejor servicio a sus comunidades, entregados en cuerpo, alma y garganta a cantar como Dios manda. En uno de esos talleres conocimos a Jaime y, a través de él, luego conocimos a Kike que son parte de la historia reciente de Siembra.
En otra ocación, en otro taller, un joven, animado al máximo por todo lo que estaba viviendo nos enseñó una canción “que tienen que cantarla porque es como para ustedes, demasiado!”, y así escuchamos la versión cajamarquina de El profeta. Es que los talleres son espacios donde cada quien trae lo que sabe y como lo sabe, lo comparte, lo intercambia, hace suyas las experiencias de los otros.
De tanto estar haciendo talleres, decidimos hacer un módulo de trabajo para que cada quién lo pueda replicar en su propio lugar. Viene con su CD, así que no se puede quejar, joven.
Hemos querido, y todavía no hemos muerto en el intento, promover la formación de una Escuela de Música, Canto y Celebración con el ánimo de aportar en la formación de los responsables de la música de las comunidades cristianas con una formación sistemática y rigurosa que aliente la creación de canciones celebrativas con formas nacionales para el culto y la liturgia. No es fácil, pero ¡ahí le vamos Lucho!.


La vida en comunidad
Esto es lo más importante de nuestra vida: haber crecido y vivido en comunidad. ¡Cuánto tiene que ver el P. Matías en nuestra vida, sobre el sentido de lo que hacemos, sobre nuestra fe vivida plenamente con una comunidad!.
En nuestros inicios asumimos la responsabilidad del Área de Cultura de la Biblioteca de la parroquia; ahí organizamos un centro cultural de actividad artística.  Los grupos de Canto Popular Latinoamericano más conocidos y famosos de Lima pasaron por ahí, y antes que comenzara la “movida cristiana”, los grupos y cantores de fe tuvieron su debut soñado en la biblioteca del barrio. Hasta fue considerada como una de las sedes del Encuentro Latinoamericano de Arte. Esto era importante para un barrio golpeado por la mala fama. La biblioteca de la parroquia de Caja de Agua se convirtió en un espacio cultural para toda la gente.
La mitad de la vida del grupo la vivimos en Caja de Agua. Aunque algunos no éramos de la zona, ese era nuestro centro de vida espiritual. Después salimos y cada uno comenzó a vivir en su propia comunidad cristiana el necesario acompañamiento. No es posible vivir la fe en soledad; no funciona, al final crees solamente en ti, luego en ti y finalmente en ti. ¡Y luego quieres que te inviten a hacer conciertos! Si nadie te conoce porque no conoces a nadie ¡cómo quieres tener actividades!.
La comunidad cristiana te educa, moldea tu fe, te ayuda a encontrarte y a encontrar a Dios, te da la posibilidad que realices tu vida como ser humano pleno al servicio de tu prójimo, de tu próximo. “Creemos en un solo Dios, no en un Dios solo” nos dice el P. Simón, y nosotros damos testimonio de ello. Dios se encuentra feliz donde hay dos o más reunidos en su nombre. Hay que salir al encuentro de Dios en las calles, en la gente de tu pueblo.

El cliente siempre tiene la razón

En muchas ocasiones hemos sido invitados para cantar “lo que ustedes saben”. Eso es complicado porque no siempre conoces la situación de la gente del lugar, no sabes quiénes van a venir, qué experiencia de Dios tienen. Entonces corres el peligro de hablar de teorías y cantar de sabidurías (las propias, que se las endilgamos a Dios. Pobrecito Dios si nuestras palabras fueran las suyas!). Y más te vale que lo hagas bien, la gente que te llevó confía en ti, no los vayas a defraudar (más de una persona pensará que Dios mismo habla por tu boca, asu, que serio!).
En otros casos el concierto se enmarca dentro de todas las actividades que realiza el grupo o la parroquia, entonces “el tema que estamos trabajando es tal y queremos que ustedes nos apoyen con tales y tales ideas, refuercen tales y tales contenidos y ¡nos hagan pasar un buen rato!., Ah, y como siempre nos apoyan recién les estamos llamando, ¿tienen tiempo, verdad? no nos vayan a defraudar”. Así que, caballero nomás, Ud. no tiene salida y prepárese, el cliente siempre tiene la razón.
Dos cancioncitas en la celebración del Día de la Madre del Colegio tal, 3 participaciones con 2 canciones cada una en el programa cual, 3 cancioncitas en medio de la jornada de reflexión, 40 minutos en el concierto de, 1 hora “cerrando con broche de oro” el festival, 2 horas, “porque este concierto es sólo vuestro”, “todo lo que sea necesario en el retiro con la gente”. Durante nuestra vida como grupo son muy pocos los conciertos que nosotros mismos hemos organizado. Por suerte, por gracia, no hemos dejado de tener actividad musical casi todas las semanas.
Nuestros conciertos
Pero hay otros que son los que nosotros los organizamos. Tenemos que luchar con las cosas que no conocemos: publicidad, venta de entradas, equipos, gente de apoyo para la recepción, para el seguimiento, para la acogida, para la salida, la coordinación general, uff!. Pero tenemos que hacerlos, no tienen periodicidad, son la suma de varios momentos. Surgen porque alguna gente nos regaló la idea, porque es el tema recurrente que nos piden reflexionar cantando, surgen porque son las preocupaciones que sentimos en la gente, o, finalmente, surgen ¡porque de eso queremos cantar! ¡Tanta vaina!. Sí, también gozamos de la libertad y autonomía que nos otorga la gente que nos quiere. Y la que no nos quiere también.
Recordamos algunos de los conciertos temáticos que hemos trabajado a lo largo de estos años. Unos han sido luego convertidos en productos fonográficos, aunque la mayoría sólo ha quedado grabada en la mente y el corazón de quienes estuvieron en el concierto. Esas grabaciones no se borran. 
Pues aquí van algunos de esos:
a. El Dios de la Vida ¡Cómo hablar del Dios de la Vida en tiempos de muerte! ¡Cómo hablar de Resurrección sin hablar de la muerte! ¡Cómo hablar de salvación sin hablar del pecado! En medio de todo, descubrir el rostro de Dios que amante, cariñoso, tierno y enérgico nos propone los caminos del amor, la justicia, la paz.
b. La sangre de Los mártires Año 78. El gobierno militar inicia una nueva cacería de brujas contra los trabajadores y trabajadoras, comienzan los recortes de los derechos. Una fábrica textil es tomada por los obreros y obreras. La represión es terrible, mueren 4 obreros. Todas las comunidades cristianas de la carretera central acuden en apoyo a los trabajadores. Ahí nace la Cantata, tiene la reflexión sobre el martirio permanente al que estamos expuestos la gente pobre en los países pobres. Esta Cantata fue doblada al holandés algunos años después.
c. La tierra prometida Tiempo de cambios. El neoliberalismo se impone con la prepotencia del capital. Se pasea por América Latina como la única voz, el único modelo. Nos ofrece el oro y el moro: La tierra prometida. Mirar este proceso con los ojos de la fe para separar la paja del grano, para construir el Reino que Dios quiere para todos y todas, porque ahí sí hay igualdad de oportunidades, sólo es cuestión de querer.
d. Siembra… paz La violencia en el país comienza a entrar en la espiral de sangre que los actores le imprimen. Nos piden que estemos en uno u otro bando. Y de esto no se salva nadie que esté en el campo popular. “Siembra... paz” se hace pensando en todas las personas apremiadas a mantenerse fieles a Dios, a su pueblo, a pesar del fuego cruzado que viene desde la subversión y desde las fuerzas armadas; en las señoras de los comedores populares que saben todos los trucos para “estirar” la olla y que no falte para nadie, en las maestras y maestros, que hacen milagros para realizar su labor “a pesar” de sus sueldos, en los dirigentes populares, que silenciosamente comparten y reparten sus vidas por el bienestar de su pueblo; en los agentes pastorales, que con su vida nos enseñan la defensa intransigente de la vida, y trabajan y nos enseñan a construir, desde la práctica de la justicia, la paz.
e. Le hablaré al corazón El profeta Amós habla en nombre de Dios para llevar a su pueblo al desierto para alcanzar otra vez el corazón de este pueblo infiel. Entre violencias armadas y violencias económicas nuestro pueblo se va desangrando. Las fronteras despiden cada día a quienes huyen prometiendo regresar. La desazón, la incredulidad, el descrédito cunden. Estamos con el gobierno más corrupto de nuestra historia, la debacle moral es casi total. Las palabras de Amós son urgentes en esta hora para recobrar la esperanza, para salvar la comunidad.
f. La globalización desde la mirada de los pobres La globalización nos globaliza, la cultura única, la única aldea, la única economía, el único poder. Ya no tienes que salir del país para comprar aquello que la TV te mostraba, ya no tienes que imaginar el otro mundo, lo puedes ver en el ciberespacio. ¡Sorpresa!, también hay pobres en el otro lado del charco. También hay excluidos en otras partes. Sentir y vivir los procesos económicos y sociales de nuestro mundo desde la vida de los seres humanos excluidos cambia la perspectiva del futuro. ¿Y si globalizamos la solidaridad y la justicia?.
g. Kjuyarikusun
La guerra subversiva ha terminado, las víctimas quedan. En todos los bandos. Nuestra patria está herida, separada. Intransigencia y violencia, marginación y racismo, abuso de poder y segregación. Hay que pensar la patria otra vez. Dios, tienes que volver a nacer otra vez en el Perú, a ver si ahora te hacemos caso. Mientras tanto, arropémonos de ternura y misericordia, de gracia y perdón, de justicia y verdad. Necesitamos reparar los daños, necesitamos vivir en paz. El Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y el trabajo de tanta gente buena inspira este trabajo que propone caminos para la reconciliación.

Una experiencia religiosa

Podemos dar testimonio de la generosidad de nuestro Dios, que gozamos de su favor. Tomamos conciencia de ello por pura casualidad. Un amigo cantor nos explicaba que había decidido dedicarse a las cosas de Dios a tiempo completo, así que hacía conciertos por todos lados. Al poco tiempo se dio cuenta que de canción religiosa no iba a vivir en el Perú, y menos en esos tiempos, pero su apuesta estaba hecha y no pensaba renunciar. Así que habló con Dios y le dijo directamente: “sabes que estoy dedicado a ti y necesito comer y mi familia también, necesito un auto para poder trabajar mientras no tenga conciertos”. Al poco tiempo una señora de su comunidad le entregaba un automóvil para que pudiera trabajar y dedicarse sin preocupaciones a su tarea de cantor religioso.
Otro amigo cantor también, dedicado al Señor, decidió, igualmente, encarar a Dios de manera directa: “necesito una guitarra electroacústica para poder hacer bien mi trabajo que es para ti”. Hete aquí que al poco tiempo, personas amigas le regalan una hermosa guitarra con todos los aditamentos para sonar como se quiere chumbeque.
¡Y nosotros nunca le habíamos presentado nuestro pliego al Señor!
Así que comenzamos a repasar nuestras vidas para comenzar a escribir la gran carta, debíamos ver lo que necesitábamos. Caímos en cuenta de varias cosas: teníamos guitarras, eran de palo pero nos gustaba su sonido, claro no servían para las tecnologías de hoy pero sonaban bien, ¡y nos las habían regalado sin haberlas pedido!; ya cada uno tenía su propia familia, no faltaba un plato de comida cada día, había un lugar donde reposar la cabeza por las noches y, a pesar de las preocupaciones y urgencias de la casa, ¡nuestras familias nos animaban a seguir cantando, es decir a hacer lo que nos gustaba! Y, claro, gente que nos conocía nos ayudó a encontrar trabajo, “va a ser un gusto trabajar con alguien de Siembra”.
¡Y nosotros nunca le habíamos presentado nuestro pliego al Señor!
Y qué le podíamos pedir si sin haberlo hecho había sido extremadamente generoso con cada uno de nosotros. Teníamos amigos y amigas que nos ayudaban a ser fieles, a no claudicar: sentíamos su solidaridad y cercanía. Hasta para nuestras vanidades había: “tú eres de Siembra, una firmita porfa?”. O sentirnos “importantes”: “¡los Cds se están vendiendo en el hueco!” (principal centro del pirateo en Lima, si estás ahí es porque tu música vende, eso prueba de tu valía, ja!). Como músicos éramos bien atendidos a donde íbamos (junto al cura y a la monja, los músicos reciben los primeros y mejores platos). 
¡Y nosotros nunca le habíamos presentado nuestro pliego al Señor!
No todas son maduras, nos ha tocado de las duras también, pero aunque no nos acostumbramos al paisaje de la pobreza y la injusticia, sabemos sobrellevar la vida como lo hace nuestro pueblo para no caer en la desesperanza. En los momentos difíciles ha sido enternecedor encontrar el testimonio de hermanitos y hermanitas que nos han mostrado el rostro amable y cariñoso de Dios y que nos han ayudado a salir de nuestros fangos.
Las jornadas de ayuno y oración por nuestro país que se hacen alrededor de la fiesta del Panchito (San Francisco de Asís) pidiendo por la paz, por la justicia han sido momentos más que vitales en nuestras vidas. Muchas personas rezando por su patria, ayunando para contribuir a que el Perú se asemeje, aunque sea un poquito, al deseo de Dios y eso como parte de toda su entrega gratuita por la causa del otro, de la otra, de su prójimo. Cómo no sentirnos satisfechos de haber nacido en esta tierra si nuestro pueblo nos enseña a no perder la esperanza, cómo no agradecer a Dios que no se equivocó al ponernos en el Perú si aquí hemos encontrado los espacios para ser felices, para remar mares en los océanos de la justicia, la fraternidad, la solidaridad, la ternura, el cariño.
Con la guerra subversiva terminada, queda la tarea de la reconstrucción moral y social del país, emprender las tareas de la reparación y la reconciliación, Y es gente de iglesia, de comunidades cristianas, principalmente, las que están llevando adelante ese proceso con tesón y sin pausas. Cómo no sentirse agradecido con nuestro Dios que conoce las mil maneras de hacernos felices en esta tierra.
¡Qué hubiera sido de nosotros si no tuviéramos a nuestro pueblo! ¡Qué hubiera sido de nosotros si Dios no hubiera querido mirarnos! Casi 30 años después de haber iniciado este hermoso camino, con alegría y satisfacción podemos ver que hay huellas del paso de Dios por nuestras vidas. 
¡Y todavía no le hemos presentado nuestro pliego al Señor!

Las épocas de violencia

Nos tocó nacer y comenzar a vivir como grupo en medio de la guerra que Sendero Luminoso le declaró al Perú (tenemos una suerte…). Como jóvenes teníamos ilusiones por entregar nuestras vidas a la construcción de una patria justa que reflejara la voluntad generosa de nuestro Dios para con nuestro pueblo, pero estaba Sendero y su proyecto de muerte.
Difícil denunciar la muerte promovida por el hambre, el olvido, la marginación y el desprecio de las clases dirigentes del país hacia la gente pobre. Los quechua hablantes, campesinos y campesinas analfabetas, agricultores y agricultoras “pagan el pato” siempre; la pita siempre se rompe por el lado más débil. Denunciar esta situación nos ponía en las veredas del senderismo.
Nuestra iglesia también se sentirá turbada por la presencia senderista y querrá poner en blanco y negro las cosas: una autoridad religiosa nos acusará de mesianismo proletario en una de nuestras canciones, ¡cuando habíamos musicalizado una oración de Mons. Pironio de Argentina!. La misma persona nos pedirá “olvidar una bienaventuranza por ahora, porque no es conveniente”. ¿Cuándo el evangelio ha sido conveniente para quienes tienen el poder?.
La sangre de los pobres sigue corriendo y en medio de la muerte debemos anunciar la vida. Para los senderistas esto es ponerse en contra de ellos, así que terminamos, junto con tantos y tantas agentes pastorales, en este sándwich acusados por los dos lados de pertenecer al bando contrario. Pero la sangre inocente derramada clama al cielo y tenemos que seguir la larga marcha por la paz y la justicia en nuestra patria. ¡Es un imperativo!.
Una religiosa amiga nos dice: “ustedes nos hicieron canciones para gritar la injusticia y clamar al cielo, ahora necesitamos seguir clamando pero de otra manera, con nuevas palabras, para que no nos confundan”. Hay que hacer un acto de fe, a veces estamos tentados de pedirle explicaciones a Dios por tanta sangre inocente derramada, ¿por qué permite todo esto?. Este es un recurso fácil preguntarle a Dios por qué lo permite cuando no queremos, o no podemos, ver lo mal que hacemos como humanidad.
Otra religiosa nos lleva a Cerro de Pasco, 4,000 de altura. Ya hemos estado antes, pero ahora es en medio de lo más crudo de la guerra. Nos dice que debemos ir a compartir con un grupo de mujeres, los varones están escondidos: los militares o los senderistas los acusan de pertenecer al bando contrario y si los encuentran son obligados a demostrar la lealtad con ellos. Están las mujeres solas, con su pena grande y su soledad infinita como la altipampa cerreña. Vamos en su búsqueda.

En medio camino nos encontramos con el último control militar: “madrecita, usted sabe que más allá ya no estamos, cualquier cosa le puede pasar”. "Que no se preocupe, que nada malo pasará" es la respuesta. Revisan hasta la última cuerda de nuestros instrumentos y nos preguntan si sabemos a donde estamos yendo. Pensamos: “Dios está de por medio, pasará lo que tenga que pasar, estamos en sus manos” (ahora tienen la forma de las manos de Carmela, la religiosa amiga que acompaña a estas mujeres).
Llegados al lugar, poco a poco, las mujeres se van acercando, venciendo la desconfianza. Comienza la tarde, sentados en círculo, nos ponemos a conversar, “si tienen las guitarras, por qué no cantan?”. ¡Qué cantar en un momento como ese!. Algo hay que hacer, así que las canciones comienzan a salir, fluyen solas; ya nos vamos comprendiendo. Entonces nos acordamos de una canción en quechua; en cuanto comenzamos a cantarla, sienten que podemos hablar, que podemos alegrarnos, que podemos creer. 
Y eso fue: hablar, cantar, rezar, ¡reír!, ¡cuánto tiempo que no lo hacían!. Fueron pocas horas, -para ellas fueron suficientes-. Bastaron para romper por un momento el temor, la tensión, para recargar baterías y seguir enfrentando la muerte. Vendrá lo que tenga que venir, a cada día le basta lo suyo, esta tarde sirvió para sentir la vida otra vez. 
Nosotros nos íbamos, ellas se quedaban, algo de nosotros se había quedado con ellas esa tarde, “¿no sentíamos arder nuestro corazón”?