Read more: http://techdesktop.blogspot.com/2007/08/manual-cual-es-el-feed-de-mi-blog.html#ixzz1pCiF8yYv

8.3.15

LA COSA COMENZO Y TERMINO EN UN HOSPITAL


Dos mujeres llegaron en medio del concierto, encendieron unas velas por las necesidades de salud de su pariente y, al escuchar la música, decidieron quedarse. De pie, al fondo, pues ya no había sitio, siguieron atentamente. Poco a poco las veíamos moverse al ritmo de las canciones.
Estaba completamente lleno el pequeño templo del hospital. Una capillita, circular, hecha como para tener intimidad con Dios, pequeña, pero donde también podíamos sentir la presencia de quienes estábamos ahí. Era nuestra última noche en ésta ciudad.
Ni bien llegados a Saarbrucken una semana antes, habíamos celebrado, con la comunidad ahí reunida, una eucaristía con los ritmos y canciones nuestras, en castellano y alemán, y más allá de la música, las personas nos hablaban de los textos, que les ayudaban a mirar la vida de una manera distinta. Esta noche, era un concierto, con la misma motivación.
El sacerdote, que era nuestro traductor, había pasado una buena parte de su vida en Bolivia, estaba lleno de la patria sudamericana y sus contingencias, y convencido, a partir de su experiencia en Potosí y Santa Cruz, de la necesidad de tener un nuevo centro a partir del cual se construyan las relaciones de fraternidad y justicia entre los seres humanos. El también estaba emocionado esa noche viendo “su capilla” totalmente llena.

El Espíritu decidió acompañarnos esta noche. Momentos intensos de intimidad con el creador, de alegría por la vida, de ganas de gastar bien la vida en cosas con sentido.
“Habitaré y caminaré, yo mi vida entregaré, con cada pobre yo lucharé y su destino compartiré…” era coreado por muchas voces que se atrevían a cantar en nuestro idioma, todos y todas tenían, además, los textos originales y traducidos, así que seguían con atención lo que íbamos cantando.
Al final, muchos testimonios de agradecimiento, de alegría, de buenos deseos. Erwin, nuestro sacerdote traductor, no se daba abasto para traducir lo que cada persona quería expresarnos. Esa noche, las canciones habían hecho su parte.
Las mujeres que habían venido a encender sus velas, tenían los rostros cambiados, en medio de la oración, la alegría, el espíritu comunitario, ellas habían encendido, también, una luz en su corazón.