En muchas ocasiones hemos sido invitados para cantar “lo que ustedes saben”. Eso es complicado porque no siempre conoces la situación de la gente del lugar, no sabes quiénes van a venir, qué experiencia de Dios tienen. Entonces corres el peligro de hablar de teorías y cantar de sabidurías (las propias, que se las endilgamos a Dios. Pobrecito Dios si nuestras palabras fueran las suyas!). Y más te vale que lo hagas bien, la gente que te llevó confía en ti, no los vayas a defraudar (más de una persona pensará que Dios mismo habla por tu boca, asu, que serio!).
En otros casos el concierto se enmarca dentro de todas las actividades que realiza el grupo o la parroquia, entonces “el tema que estamos trabajando es tal y queremos que ustedes nos apoyen con tales y tales ideas, refuercen tales y tales contenidos y ¡nos hagan pasar un buen rato!., Ah, y como siempre nos apoyan recién les estamos llamando, ¿tienen tiempo, verdad? no nos vayan a defraudar”. Así que, caballero nomás, Ud. no tiene salida y prepárese, el cliente siempre tiene la razón.
Dos cancioncitas en la celebración del Día de la Madre del Colegio tal, 3 participaciones con 2 canciones cada una en el programa cual, 3 cancioncitas en medio de la jornada de reflexión, 40 minutos en el concierto de, 1 hora “cerrando con broche de oro” el festival, 2 horas, “porque este concierto es sólo vuestro”, “todo lo que sea necesario en el retiro con la gente”. Durante nuestra vida como grupo son muy pocos los conciertos que nosotros mismos hemos organizado. Por suerte, por gracia, no hemos dejado de tener actividad musical casi todas las semanas.
Nuestros conciertos
Pero hay otros que son los que nosotros los organizamos. Tenemos que luchar con las cosas que no conocemos: publicidad, venta de entradas, equipos, gente de apoyo para la recepción, para el seguimiento, para la acogida, para la salida, la coordinación general, uff!. Pero tenemos que hacerlos, no tienen periodicidad, son la suma de varios momentos. Surgen porque alguna gente nos regaló la idea, porque es el tema recurrente que nos piden reflexionar cantando, surgen porque son las preocupaciones que sentimos en la gente, o, finalmente, surgen ¡porque de eso queremos cantar! ¡Tanta vaina!. Sí, también gozamos de la libertad y autonomía que nos otorga la gente que nos quiere. Y la que no nos quiere también.
Recordamos algunos de los conciertos temáticos que hemos trabajado a lo largo de estos años. Unos han sido luego convertidos en productos fonográficos, aunque la mayoría sólo ha quedado grabada en la mente y el corazón de quienes estuvieron en el concierto. Esas grabaciones no se borran.
Pues aquí van algunos de esos:
a. El Dios de la Vida
¡Cómo hablar del Dios de la Vida en tiempos de muerte! ¡Cómo hablar de Resurrección sin hablar de la muerte! ¡Cómo hablar de salvación sin hablar del pecado! En medio de todo, descubrir el rostro de Dios que amante, cariñoso, tierno y enérgico nos propone los caminos del amor, la justicia, la paz.
b. La sangre de Los mártires
Año 78. El gobierno militar inicia una nueva cacería de brujas contra los trabajadores y trabajadoras, comienzan los recortes de los derechos. Una fábrica textil es tomada por los obreros y obreras. La represión es terrible, mueren 4 obreros. Todas las comunidades cristianas de la carretera central acuden en apoyo a los trabajadores. Ahí nace la Cantata, tiene la reflexión sobre el martirio permanente al que estamos expuestos la gente pobre en los países pobres. Esta Cantata fue doblada al holandés algunos años después.
c. La tierra prometida
Tiempo de cambios. El neoliberalismo se impone con la prepotencia del capital. Se pasea por América Latina como la única voz, el único modelo. Nos ofrece el oro y el moro: La tierra prometida. Mirar este proceso con los ojos de la fe para separar la paja del grano, para construir el Reino que Dios quiere para todos y todas, porque ahí sí hay igualdad de oportunidades, sólo es cuestión de querer.
d. Siembra… paz
La violencia en el país comienza a entrar en la espiral de sangre que los actores le imprimen. Nos piden que estemos en uno u otro bando. Y de esto no se salva nadie que esté en el campo popular. “Siembra... paz” se hace pensando en todas las personas apremiadas a mantenerse fieles a Dios, a su pueblo, a pesar del fuego cruzado que viene desde la subversión y desde las fuerzas armadas; en las señoras de los comedores populares que saben todos los trucos para “estirar” la olla y que no falte para nadie, en las maestras y maestros, que hacen milagros para realizar su labor “a pesar” de sus sueldos, en los dirigentes populares, que silenciosamente comparten y reparten sus vidas por el bienestar de su pueblo; en los agentes pastorales, que con su vida nos enseñan la defensa intransigente de la vida, y trabajan y nos enseñan a construir, desde la práctica de la justicia, la paz.
e. Le hablaré al corazón
El profeta Amós habla en nombre de Dios para llevar a su pueblo al desierto para alcanzar otra vez el corazón de este pueblo infiel. Entre violencias armadas y violencias económicas nuestro pueblo se va desangrando. Las fronteras despiden cada día a quienes huyen prometiendo regresar. La desazón, la incredulidad, el descrédito cunden. Estamos con el gobierno más corrupto de nuestra historia, la debacle moral es casi total. Las palabras de Amós son urgentes en esta hora para recobrar la esperanza, para salvar la comunidad.
f. La globalización desde la mirada de los pobres
La globalización nos globaliza, la cultura única, la única aldea, la única economía, el único poder. Ya no tienes que salir del país para comprar aquello que la TV te mostraba, ya no tienes que imaginar el otro mundo, lo puedes ver en el ciberespacio. ¡Sorpresa!, también hay pobres en el otro lado del charco. También hay excluidos en otras partes. Sentir y vivir los procesos económicos y sociales de nuestro mundo desde la vida de los seres humanos excluidos cambia la perspectiva del futuro. ¿Y si globalizamos la solidaridad y la justicia?.
g. Kjuyarikusun
La guerra subversiva ha terminado, las víctimas quedan. En todos los bandos. Nuestra patria está herida, separada. Intransigencia y violencia, marginación y racismo, abuso de poder y segregación. Hay que pensar la patria otra vez. Dios, tienes que volver a nacer otra vez en el Perú, a ver si ahora te hacemos caso. Mientras tanto, arropémonos de ternura y misericordia, de gracia y perdón, de justicia y verdad. Necesitamos reparar los daños, necesitamos vivir en paz. El Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y el trabajo de tanta gente buena inspira este trabajo que propone caminos para la reconciliación.