3.9.12

NOVEDADES

CANTO A LA VIDA

"Disculpa hermano pero me puse a llorar,
sabiendo que Dios me miraba y me quería, aquí".
Estaba tranquilo, contento, algo ruborizado,
sus palabras trasmitían paz, alegría.
Habíamos terminado el concierto y varios de los internos del Penal Castro Castro se nos acercaron para conversar.  El concierto fue parte del inmenso trabajo que los agentes pastorales hacen dentro de los penales.  En este caso se trata del Proyecto "Celebrando la Vida" que con talleres, trabajos, conciertos, quiere apoyar a que los internos, jóvenes sobretodo, le encuentren un sentido a sus vidas, contando con la ayuda y presencia de un Dios que está cercano a ellos.

"Es la primera vez que estoy en una cosa así", seguía él, sorprendido.
"Canto a la Vida", fue el nombre del concierto para celebrar el amor de Dios que quiere que tengamos vida en abundancia.  Se realizó en el auditorio de uno de los pabellones, con el apoyo de la capellanía, de los internos misioneros de cada unos de los pabellones, de los artistas (poetas y solistas), del coro de la capellanía.  Estaba lleno de paciencias, de miradas algo sorprendidas, de búsquedas, también de silencios, de vidas que en medio del encierro andan en búsquedas.

"Nunca había sentido que Dios me buscaba, que me quería" seguía el interno, intentando explicar el calor que llevaba dentro.
Nosotros, igual de contentos, compartíamos su alegría.
Nunca el coro fue más hermoso ni más sentido,
"Yo canto al Señor, mi Dios creador...", ni más sonoro, cantado con el alma.
Al final, de regreso a casa, volvíamos en silencio, saboreando la intensidad de ese momento, sin darnos cuenta que volvíamos a nuestro encierro en las calles.


DON MODESTO

Sacó un papel blanco, le hizo unos dobleces en forma de rombo y con paciencia infinita comenzó a colocar encima pétalos de flores, las blancas para el lado derecho, las rojas para el lado izquierdo.  Era sábado por la noche, era agosto.



Cada año, don Modesto viene a la ciudad del Cusco en el mes de Agosto. Es requerido para hacer pagos a la tierra, pagos que él sabe hacer porque desciende de don Pascual, el que fue el hombre sabio de la comunidad de Q´eros, al pie del Ausangate.  Esta noche está haciendo el pago a la tierra para la hija de un amigo, ella ha venido a Cusco para celebrar su cumpleaños en Machu Picchu.

Don Modesto va cogiendo uno por uno todos los elementos necesarios para hacer el pago de la joven, los coloca  amorosamente: "este lado es para los Apus, por eso es blanco, el otro lado es para la Pachamama, por eso es rojo".  Aquí se coloca cada elemento de acuerdo a quién pertenece. Ha visto en las hojas de coca la vida y comienza a preparar grupitos de 3 hojas, las mejores, y va poniéndolas alrededor, preparándolas.  Le pide a quien va a hacer el pago que prepare varias de ellas, que seleccione las mejores hojas, que las ubique por tamaños, por colores.  Luego nos invita a todos a compartirla, debemos chajchar y ofrecer a los demás un k´intu, las tres hojitas mejores de las que nos ha tocado.

Nosotros, siembreños, desde hace años trabajamos por cuidar el medio ambiente, nuestra conciencia ecológica ha ido creciendo a medida que vamos avanzando el trabajo, pero no hemos hecho un disco completo dedicado al tema, como es nuestro deseo, porque sentimos que nos falta aprender mucho todavía. Ahora estamos embebidos en la ceremonia, siguiendo religiosa y respetuosamente las indicaciones que nos va dando este hombre sencillo, que sin pausas pero con fervor nos conduce a dar gracias a la tierra.  Dos noches antes, en medio de una conversación iluminadora nos comentaba:  "allá no tenemos posta, ni oficinas de nada, no hay nada, sólo la tierra y ella nos da la salud, el trabajo, la comida, la familia, todo, sólo la tenemos a ella". Ahí comenzaron nuestras inquietudes.


¿Qué cosas tenemos nosotros y cómo nos relacionamos con ellas? ¿Sobre qué están basadas nuestras relaciones y de qué manera ellas nos construyen?  Vivir en las ciudades nos configura de una manera ajena a los demás, a veces a nosotros mismos, y por supuesto, ajenos a la naturaleza.  Si trasladamos las palabras de don Modesto, ¿qué nos da la salud, el trabajo, la familia?, aquí tenemos muchas cosas, y en muchas de ellas es el dinero el que nos provee de todo.  Aún el conocimiento debe convertirse en dinero para que "nos sirva de algo" y eso es lo que no siempre tenemos, los pobres no tienen, entonces... ¿qué es todo lo que tenemos las personas que habitamos las ciudades?.

Ahora don Modesto está terminando de colocar todas las cosas para la ofrenda, agradece profundamente cada k´intu que alguno de nosotros le ofrece, se siente halagado y aprovecha el tiempo para provocar la conversación, para saber algo más de quien le ha pedido hacer el pago.  Nuestro silencio es testigo de cómo nos sentimos, él nos va llevando de a pocos a pensar en nuestras vidas, nuestros proyectos, intentos, sueños, en nuestras familias, en nosotros mismos.  ¿Alguien dijo retiro?

Con un poco de Pisco para los Apus y un poco de vino para la Pachamama está terminando de preparar la ofrenda.  Las hojas de coca agrupadas son ocasión para pedir y ofrecer algo por alguien.  Don Modesto pide a que la joven haga una petición por cada persona de su familia.

La familia es un don preciado en la cultura quechua, no se entiende a una persona sola, las desavenencias familiares debes ser subsanadas de inmediato.  La falta mayor, la de más gravedad es ofender a alguien de tu familia, por eso pedir por cada miembro es absolutamente necesario: pide por tu papá, por tu mamá, ahora por cada uno de tus hermanos y hermanas.  Y claro, ¿cómo podrías darle gracias a la tierra si tienes problemas en familia, si tu familia no está bien?  Si ella no funciona, ¿será que te has alejado de la tierra?, porque tu familia viene de la tierra.

Ahora ya no sólo estamos inquietos sino desbaratados en muchas de nuestras seguridades.  Acogiendo el k´intu ofrecido por el papá comienza a invocar a los Apus y a la tierra de los Q´eros: Apu Ausangate, Apu Salkantay, a las qochas (lagunas), a toda la naturaleza, y entonces nos suelta la pregunta: "¿cómo se llaman los Apus de Lima, donde viven ustedes"?.  Silencio. Vergüenza.

Caemos en la cuenta lo que son los cerros para nosotros habitantes de ciudades, son sólo cerros, no tienen nombre conocido por nosotros.  No son ni Apus, ni nada, son sólo eso: cerros. ¿Qué representan en la cultura occidental y cristiana?, las costumbres urbanas no nos permiten pensar en la tierra, en la naturaleza, bastante ya tenemos con sobrevivir en esta selva sin nombres.  Hemos avanzado en cuidar la tierra, lo que significa no dañarla (no botes plásticos, no la contamines, no malgastes el agua, etc.).  Esta noche el cuestionamiento es aparentemente inofensivo pero desnuda nuestra pequeñez.  La relación con la naturaleza, con la tierra, con el medio ambiente parte por concederle el status que le corresponde, más aún desde nuestra fe católica: es creación del mismo creador y es la morada a la que pertenecemos, hemos salido de ella y a ella volveremos: "recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás".  Por tanto, cuánto es que la conoces, ¿te duele lo que le pasa?, o simplemente, la has sometido.  ¿Qué te dice tu conciencia, es algo para cuidar o es alguien con quién establecer armonía?.

Y para terminar esta parte de las peticiones, viene nuestra sorpresa aún mayor: "y Ahora vamos a pedirle a quien ha hecho todo esto para que reciba nuestro pedido" y muy religiosamente don Modesto comienza a rezar el Padre Nuestro y nos pide que le acompañemos.

El presidente García hablaba de animismos inútiles para fundamentar su deseo de "hacer pagos", agradecer, a las empresas para que exploten todas las riquezas "porque sino no tiene ningún valor" y con ese argumento justificó la masacre de Bagua.  Una autoridad religiosa hablaba de inculturación del evangelio recitando en latín y pidiendo cantar en gregoriano, ¿qué dirían ahora?.

Don modesto sigue concentrado en que todo termine bien.

Vamos a terminar la ceremonia, hay que ofrecerla a la tierra, hay que quemarla y esperar a que la tierra la acepte.  La tierra, esta noche, ha sido generosa una vez más, la ha recibido "bonito".  Don Modesto está contento, nosotros todavía seguimos orando, meditando, asombrados, iluminados.

¿Cómo se llaman tus cerros, tus lagunas, tus ríos?